lunes, 7 de noviembre de 2011

V Carrera Solidaria BBVA

Vamos con las impresiones de la carrera con la que tanto he dado la lata durante el último mes.

A las 6:00am suena el despertador aunque llevo despierta 15 minutos dando vueltas en la cama. Todo preparado desde la noche anterior.

Salgo de casa con mucha antelación. Una pequeña bofetada de frío me sacude la cara y me hace pensar si de verdad no tengo un punto de locura. 

Antes de las 8:00am ya estoy en la zona de la salida, demasiado pronto, pienso. Lo primero que hago es ir a recoger el chip, primera novedad para mí: copio a los que tengo alrededor y lo coloco como buenamente se en la zapatilla. El ambiente runero se empieza a palpar. Todavía es pronto. Aprovecho para ir al baño. 

Poco a poco el Paseo de la Castellana se va llenando de gente. Mi sufrida madre, que ha estado a punto de quedarse calentita en la cama finalmente me acompaña hoy también. Buscamos una cafetería abierta para hacer tiempo. Nada. Todas cerradas. Se aproxima la hora de la salida y tengo necesidad de volver al baño. Por lo que compruebo también hay otras muchas runners-nervioso-meonas.

8:45am. Voy a tomar posición en la cola de la salida, en el último cajón, el de 60min. Antes, me pego un trote recochinero para entrar en calor. Carrerita pa'rriba, carrerita pa'bajo. 

8:55am. Todo listo para empezar. Saltitos nerviosos. Tengo los pies helados. A ver si dan la salida de una vez...

A las 9:02am según el Garmin que estreno hoy comienza la carrera para los que están al principio de la cola. 4 minutos después los de mi cajón pasamos por la alfombrilla de salida. Aplauso generalizado.

El ritmo es lento en la salida. 12000 corredores son muchas patas. Casi sin darme cuenta llegamos al km 1. Entre la multitud de corredores se abre algún hueco pero más bien pequeño. Todavía vamos todos demasiado juntos.

Llegamos a Juan Bravo y cae el km 2. Nos acercamos ahora a Velazquez donde está el primer repecho pequeño del recorrido. Lo afronto sin demasiados problemas. El siguiente giro es para tomar Diego de León, también en ascenso. Corro cerca de un padre despistado que va con sus hijos y que se hacía a la idea de que empezábamos a bajar. Sorry, pequeño chasco para él, aunque no por mucho tiempo. 

Enseguida llegamos a Príncipe de Vergara y ahora sí que es todo cuesta abajo Del paso por el km 3 no me había dado cuenta si no es porque suena el aviso del Garmin.

Bajo rápida (quizá demasiado para mí, pienso ahora) hasta llegar a O´Donnell (km 4) donde los corredores de 5km giran. Los de los 10km seguimos por Menéndez Pelayo, que también es bajada. No me noto cansada, pero sí nerviosa porque el pulsómetro lleva un rato pitando ya que estoy o sobrepaso ligeramente las 167ppm. En qué hora pondría la alarma... pienso. Busco la opción para apagarla. Imposible sobre la marcha: demasiado difícil para dar con ella teniendo en cuenta que todavía no estoy familiarizada con el cacharro.
Decido entonces frenar un poco para que el chisme se calle. 

En el km 5 está en avituallamiento. Cojo una botella de agua y pego un par de sorbos (no se porqué si yo no bebo nunca en los entrenamientos, será por copiar a la gente). Me da cosa tirar la botella y la llevo conmigo durante el resto de la carrera.

Alcanzo el km 6. Me noto bien, aunque de vez en cuando vuelve a sonar el aviso de las pulsaciones. En este tramo me dejo llevar por la euforia y como es bajada el siguiente km lo hago a toda leche (si por toda leche se puede considerar a 5,51). Craso error!! Me doy cuenta ahora que tenía que haber aprovechado ahí para recuperar pues lo peor de la carrera está entre el km 7 y el 8.

Lo sé de sobra. Hasta he soñado con ello. Llega la primera gran "cuesta", la de Alfonso XII. Despacito, dice alguien. Vale, despacito pienso yo. La afronto como buenamente puedo. Y casi cuando estoy llegando arriba del todo el soniquete del pulsómetro puede conmigo. Lo miro, 178ppm. Me asusto, me noto entonces excesivamente cansada. Y decido comenzar a andar. Se me ha juntado todo: el miedo a la cuestas, el no haber bajado el ritmo antes, la sensación de agobio por las pulsaciones y en cansancio, que es aquí donde lo he empezado a notar. 

Por suerte hay algunas personas más que también han comenzado a andar, lo que hace más llevadera la situación.

Y tomamos ya la cuesta del demonio. Justo a la entrada del Retiro hay algunas personas animando "Venga chicas, que ya no os queda nada!!!". Eso me da ánimos para hacer el intento de correr. Pero la cuesta es muy larga. Prefiero seguir andando hasta recuperar un poco más. Por un momento he llegado a pensar que voy a desfallecer y no voy a acabar la carrera. Lo estoy pasando peor de lo que pensaba. 

Pero poco a poco las pulsaciones se normalizan algo y ahora sí decido volver a trotar. Despacito, hasta llegar al final de la cuesta. Eso hago. Me ha costasdo, pero al final he llegado. 

Los 2 últimos kilómetros son más o menos llanos o en ligera bajada. Ahora sí tengo que recuperar un poquito para llegar dignamente a la meta.

Entre el kilómetro 8 y el 9 vuelvo a ir a mi ritmo. Llegando al 9 una runner nos anima a las que vamos alrededor "venga que ya solo queda uno", "uno y una poll..", contesta otra, "bueno, la poll.. es lo que nos queda hasta el 9 y luego ya solo uno". Por lo menos sirve para echar unas risas por la espontaneidad. 

El tramo final de la carrera coincide con el que ya hice en la del niño. Me vuelvo a ver animada y aprieto un poquito. Llevamos un rato oyendo la megafonía de la meta y eso ayuda. Y como si los 9,5km no pesaran, tomamos la recta final. Comienzo a esprintar al comienzo del Paseo de Coches. Quiero llegar de una vez. Paso de los pitidos del pulsómetro y del cansancio acumulado. Pero leche!! que largo es esto!! Si la otra vez hice lo mismo, pienso. Claro, la otra vez había corrido la mitad.... así que tengo que bajar un poco el ritmo porque es demasiado. Además, hay 2 arcos en la recta final, separados por unos 50m. Y la meta está en el segundo. Y por fin, como muuucho esfuerzo, piso con todas mis fuerzas la alfombrilla de llegada.

Buff, estoy cansada como nunca. Con más sufrimiento del que quería he conseguido llegar a la meta. Paro el garmin con el hilo de energía que todavía me queda: 1h, 5m y 20seg. 


Me apena decir que no ha sido lo que esperaba. Lo he pasado muy bien hasta más de la mitad de la carrera, pero también lo he pasado muy mal en tan solo 1 km. Y me da rabia darme cuenta ahora que no lo he hecho bien. Por muy bien y muy cómoda que haya ido en todas las bajadas tenía que haber ido más suave y posiblemente habría llegado algo mejor. Mirando los datos ahora tranquilita puedo ver que el tiempo que he estado andando han sido solo 48seg, pero que a mí se me han hecho eternos.

Se me ha juntado todo: mi neura con las cuestas, mi neura con las pulsaciones y el cansancio que me ha venido de golpe. 

Ni que decir que una de las primeras cosas que he hecho al acabar ha sido apagar la alarma del garmin.

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